9 jun 2010

PINZI.

Me gusta fijarme en las personas que me cruzo día a día. Me divierte.
Uno que yo me sé dice que podría ser detective. Yo creo que no.
Alguna de ellas te marca un día; otras tres; y, las más especiales años.

El año pasado en Roma, en el Trastevere, conocimos a Pinzi.
Por lo menos así es como nosotras le llamamos.
Nos conquistó desde el primer momento.
Nunca cruzamos ninguna palabra con él; quizás algún día una sonrisa.
Vivía en la calle por la que pasábamos cada mañana.
Entre una tienda de quesos muy, muy italianos y otra de comida para llevar.
También estaba nuestra heladería en la esquina.

Siempre que recordamos nuestro viaje a Roma está presente.
Él, su camiseta de rejilla y la pinza que alegraba su pelo.